Las ideas que trabaja el autor están agrupadas en capítulos, veintisiete para ser exactos, pero agrupados en tres grandes temáticas: el origen y percepción que se tenía de este sujeto de estudio, la cuestión social y los intentos de superación de la pobreza de los suplementeros, finalmente el sindicalismo en estos. Si bien la obra en si ofrece un amplio espectro de temas, creemos que estos son los más trabajados por el autor.
Dentro del libro se puede rescatar las preocupaciones que tenían la elite, la iglesia u otros organismos por “reglamentar” el trabajo y la vida de los suplementeros, los cuales, a juicio del autor, son de naturaleza huidiza, “mientras la clase alta se esforzaba por civilizar la ciudad, modernizar el transporte, cultivar el refinamiento europeo, los pobres de las calles no abandonaban los oficios que les permitían sobrevivir” (P. 10).
Las ideas principales que hemos detectado son:
• Origen y percepción a los niños suplementeros: el autor explica que el origen de los suplementeros surge del interés de las personas por saber el curso de las campañas militares en la guerra del pacifico, el aumento del tiraje de periódicos hizo posible que apareciera en la venta callejera las ultimas noticias sobre el fenómeno, “estas hojas informativas eran voccadas por niños” (p. 13). Rojas explica que su ámbito de estudio además está relacionado con la historia del periódico en si, pues es hacia 1880 aproximadamente que los periódicos van dejando lentamente sus contenidos ideológicos para centrarse mas en los acontecimientos políticos, sociales y policiales, además del uso de fotografías. Como se señalaba anteriormente, eran los niños y jóvenes los que repartían estos periódicos y se convertían en el nexo entre la editorial y la gente que quería informarse, estos niños eran de un estrato social bajo y gracias las fotografías del autor se puede constatar que vestían sin zapatos y casi de harapos. Este ejemplo aplicado en Santiago y Valparaíso también podía aplicarse a las demás provincias de Chile (según el autor), dentro de este clima social se van gestando en la poblacion chilena un imaginario sobre estos niños, surgen percepciones tanto positivas como negativas.
Dentro de las visiones positivas se recalcaba el fervor patriótico que tenían estos niños pues, a juicio del Periódico de Allende, estos niños realizaban su labor de una manera honrada y se les hablaba de una manera casi paterna: “el entusiasmo cívico de esos chicos (se refiere a una festividad en que participaron los suplementeros), muchos de los cuales tendrán ocho años de edad. Son los hombres de mañana que no pudiendo servir desde luego, por su pequeñez física [comunican] anticipándose, su aliento a los hombres de hoi” (P. 34-35). Conjuntamente con esta visión tambien surgen otras ideas de ver a este grupo de niños, en general la sociedad creían que estos caían en una degeneración moral, sentían lastima de ellos por su condición social y otras veces sentían una “admiración” por los esfuerzos que demostraban por salir adelante. Dentro de estas visiones se ve a los suplementeros como gente pícara, niños que se dedican a engañar a la gente, robar e incluso gastar su dinero en juegos de azar, estas visiones, que empezó a gestarse en el siglo XX, tenían un punto en común estos niños estaban ciertamente en abandonados por la sociedad, e incluso de las instituciones de caridad. A finales del siglo XIX se empezo a dar algunos esfuerzos tanto por particulares como el estado por regular la presencia de vendedores en las calles y principalmente de educar y moralizar a estos niños que son “victimas” de su tiempo.
• La cuestión social y los intentos de superación: el ambiente en el cual vivían estos niños suplementeros no era el más apto para una vida civilizada, el vivir en la calle era concebido como vivir al borde de la ley (o en contra de ella): la prostitución, los robos, estafas, asesinatos y sin contar naturalmente la mala calidad de vida de estos personajes dieron impulso a un interés por parte de las municipalidades y otros por regular y “salvar” a estos niños. Dentro del texto se puede destacar que existieron numerosas leyes municipales para regular el trabajo de los suplementeros, como los “decretos municipales a la actividad callejera, por motivos presupuestarios (cobro de permisos), higiénicos y estéticos” (P. 63) uno de ellos, por ejemplo, fue sobre que requisitos debían tener las personas para ser suplementeros, pues si estos tenían malos antecedentes no podrían realizar esta obra, o también que para obtener estos periódicos los niños tenian que cumplir ciertas condiciones: saber leer o escribir, asistir a la escuela, tener a lo menos diez años de edad, no manifestar enfermedades repugnantes o contagiosas, etc. pero debido a la falta de coerción, la defensa de las empresas editoriales o simplemente el no cumplimiento por parte de la policía de estas leyes se derogaron.
Si se pudiera resumir la idea principal del autor en esta temática seria algo asi: “Aunque la imagen que la alta sociedad se formo del suplementero tuvo variantes, nunca se abandono del todo el estereotipo de la carencia moral y material. De nada valía, para esta mirada, el esfuerzo diario que hacían para sobrevivir, defender sus derechos y construir un espacio propio en las calles” (P. 80) “el mayor rechazo que se generaba hacia los niños en la calle, y en especial hacia los suplementeros, se debía a la libertad que demostraban en ese espacio y la dificultad de contrarrestarla […] el niño suplementero disponía de dinero por su misma actividad laboral, sin que esta lo atara a un horario estricto…” (P. 81-82).
Aunque las políticas de superación de la pobreza a los suplementeros no tuvo gran éxito, sus ideales perduraron, lograr una educación y moralización a los niños “estaban impregnados de un discurso fuertemente cargado de una visión salvacionista. Luego fueron los propios suplementeros adultos quienes hicieron suyo este ideal” (p. 83)
• El sindicalismo y la nueva etapa: anteriormente a 1904 existieron en Chile huelgas de suplementeros, en 1888 existió una por motivos de la desaparición de las noticas policiales (las cuales eran mas motivantes de leer y por ende más vendidas) debido a que provocaba críticas a la moral. Y la huelga de niños suplementeros de 1902 la cual fue por el aumento de precio de los periódicos. Ambas huelgas, según lo investigado, no cuentan con tanta fuente al respecto sobre las causas o las consecuencias que genero dicho movimiento, sin embargo se destaca la idea de que los suplementeros ocupaban un rol dentro de la prensa, ellos están entrecruzados con las editoriales y por ende está asociado a la historia de la prensa y el negocio editorial. Los suplementeros lentamente empezaron a abandonar su marginalidad y alcanzar un grado de dignificación mediante la educación y la regeneración moral y no exclusivamente en aspectos económicos. “desde de los inicios de la actividad, fue muy fuerte el intento por elevar los niveles de dignificación del oficio y consolidar un cierto reconocimiento social” (P. 197) las mutuales, acciones gremiales y sindicatos lograron mediante el cultivo del deporte y mas tarde en adoptar una trayectoral sindical y laboral con las empresas de periódicos, otro aspecto interesante es que este grupo sindical no tenía un grado de politización, aunque si existía un respeto por la autoridad. A juicio del autor fue este sindicalismo el que logro una verdadera dignificación del gremio de suplementeros. “de los niños vendedores de diarios solo quena recuerdos, recuerdos que han sido asociados a las conquistas del gremio, a costa de sacrificios, trabajo y educación (P. 199).
El trabajo historiográfico que realiza Jorge Rojas está basado en una amplia gama de fuentes de las cuales se destaca el periódico, entrevistas orales, literatura, fotografías, páginas web y material audiovisual, eso sin contar con el fuerte sustento de bibliografía especializada, su trabajo está asociado a lo que se conoce como historia social y esta explicado de una manera cronológica donde se puede encontrar sub apartados para cada tema en cuestión. También se destaca manejo de información cualitativa para ciertos casos. La forma de investigar que utiliza es de tipo exploratorio.
La importancia historiográfica que posee su investigación es mostrar que la modernización y específicamente el uso del periódico, tuvo su lugar gracias al accionar de estos niños suplementeros que colaboraron repartiendo las noticias. También es destacable que la visión que se da sobre este trabajo es como lo vivieron los niños, pobres y pícaros tuvieron el ingenio de sobrevivir a la adversidad y salir adelante e incluso lograr la dignificación por sus propios meritos y no a costa del estado u otros. Estos suplementeros tienen su lugar en la historia.
Si bien la obra en sí no es complicada de leer creo que hubiera sido más provechoso agrupar los capítulos de una manera temática y no cronológica, muchas veces el autor mencionaba ciertos elementos pero no los profundizaba y luego los volvía a retomar, logrando más de una ocasión “perder el hilo” a la problemática que está tratando. Sin embargo, se puede destacar muy bien la evolución que tuvieron los suplementeros en la historia. Dentro de las ideas importantes que se señalaron hubiera sido interesante ver que opinaban estos sujetos populares sobre ellos mismos para contrastar con las visiones que tenia la elite y la Iglesia. Aunque esa es una de las debilidades de la Historia de la infancia (se puede caer en subjetividades) creo que es necesario hacer este ejercicio historiográfico, pues el apegarse demasiado a la fuente no permite una mejor alteridad. También es necesario profundizar en ciertos conceptos como el de “pícaro” pues no daba una definición sino que simplemente caracterizaba y al sujeto en sí.
El autor se mostro humilde a la hora de explicar su trabajo, recalcando sus límites metodológicos y no arriesgarse a decir algo por falta de fuentes, se puede decir que fue un trabajo bastante periodístico por la forma de abarcar las fuentes y las entrevistas.
Sin duda lo más novedoso en su investigación es la forma en cómo utiliza las fuentes tanto orales como iconográficas logrando un verdadero complemento del relato histórico. También es necesario destacar que Jorge Rojas en uno de los pocos historiadores chilenos que se dedica a la historia de la Infancia, lo cual da una enorme contribución a la historiografía. Sin embargo, muchas veces llego a ser reiterativo en su trabajo algo que pudo haberse resumido. Dentro de las debilidades de la obra creo que falto problematización, si bien había una amplia gama de fuentes el autor se apegó a las fuentes y no realizar una interpretación crecidamente profunda de algunos elementos. Por ejemplo, el sindicalismo. La obra en sí parece más un relato, al menos teóricamente.