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René Salinas Meza es el encargado de realizar el estudio sobre la sexualidad y el cuerpo humano en la compilación de ensayos de Rafael Sagredo y Álvaro Góngora Fragmentos para una historia del cuerpo en Chile. Desde un punto de vista historiográfico y jurídico, René Salinas explora como se concebía el cuerpo en la sociedad chilena entre los siglos XVII y XIX el cual estaba sujeto a diversas normativas tanto por instituciones sociales como por instituciones espirituales. En una primera parte del ensayo se puede observar como en la Colonia existe un periodo de disciplinamiento del erotismo como una práctica meramente reproductiva y como a partir de la Ilustración y el romanticismo disminuyo este proceso. En una segunda parte se podrá observar como los distintos estamentos de la sociedad colonial responden a este modelo de disciplina o sacan provecho de él.
A su juicio el tema de la sexualidad y el cuerpo en la historiografía no había tenido la importancia que hoy en día se le atribuye. El surgir de los movimientos juveniles de 1960, los llamados hippies, entre otros, exigieron que este tema saliera de a la palestra y no quedara escondido entre las cuatro paredes de la Iglesia y el Estado, pedían una liberalización del cuerpo. Estos acontecimientos hicieron que la historia cultural empezara a interesarse por estos temas, no obstante, en Chile sólo ahora están sucintado el interés. En parte puede deberse a una moda historiográfica, pero también a la propia realidad chilena que hoy en día acontece.
La hipótesis central de este ensayo es de carácter explicita la cual es “que a pesar de que las autoridades, tanto sociales como religiosas, intentaron controlar por medio de normas específicas el cuerpo y la sexualidad, estas normas fueron desafiadas y transgredidas constantemente” (P. 219). El objetivo general de su investigación también es de carácter explícito en su artículo y trata fundamentalmente de descubrir cómo se concebía el cuerpo y cuál era su reflejo como ente erótico en la sociedad chilena entre los siglo XVII y XIX” (P. 217)
Las ideas principales que se detectan son:
La Colonia: dualidad de juicio y transgresiones: al comienzo del capítulo el autor señala que en la sociedad colonial el matrimonio religioso era un paso fundamental para la vida pero que sin embargo en la práctica se llevaron a cabo muchos ejercicios de carácter pre-matrimonial, lo cual generara el nacimiento de hijos ilegítimos y futuros mestizos, pues las practicas prematrimoniales se aplicaban de los conquistadores a las indias. No existía el matrimonio interracial. De este modo la autoridad empezó a disciplinar a la sociedad señalando que le cuerpo se debe tener solo para funciones reproductivas. Además de esto la sociedad promovió la imagen de un hombre que protegiese a la mujer. “al tener la mujer muy poco poder de decisión sobre su propio destino, se promovió la imagen de un hombre que la protegiese y cuidase de sus actos, justificando así el desarraigo impuesto por la encomienda a las mujeres indias y sus familias” (P. 222). En la mujer española también se dio la pasión erótica y existieron momentos en que arriesgaron su status social alto al desafiar la normativa reguladora del sexo. “las mujeres españolas, sobre todo las del estrato social alto, debían poner especial atención al cuidado de su honor, dejando de lao los deseos y pasiones, velando por la imagen social del linaje” (P. 225). Por lo anteriormente señalado los españoles les era más común explotar sexualmente a las mujeres indígenas que a las de su condición social pues las indígenas no poseían una honorabilidad. El capitulo finaliza con la cosmovisión de la Ilustración que también regulo la acción sexual dejando a homosexuales y lesbianas como un error de la naturaleza y a la mujer como la portadora de la tentación del sexo.
Los otros cuerpos: monjas, pícaras, pulperas y negras: si bien el matrimonio era una etapa esencial como se señalaba, el autor recalca que algunas mujeres desafiaron esta normativa corporal ya sea consagrándose a Dios y las otra en unión de carácter ilícito. Dentro de los espacios ilícitos cabe destacar el caso de las mujeres negras las cuales por su condición de esclavas no podían casarse y “sus compromisos afectivos y su ejercicio erótico sólo generaron relaciones de amancebamiento surgidas espontáneamente” (P. 235) lo curioso de esta situación es que muchas esposas aceptaron que sus maridos tuvieran estos encuentros con las esclavas para no perder la honra familiar, otras en cambio reaccionaban de manera violenta (golpes) para hacerles sentir su posición social. A pesar de estas condiciones los esclavos negros podían solicitar su libertad si eran víctimas de maltrato por sus amos, esto se debe a que para el esclavo negro en su cuerpo está depositado su honor y no se les podía ofender su reputación. En cambio en las negras no podían postular a esto, pero si a un buen trato el cual era pagado con el acto sexual de la esclava. El capitulo finaliza con el siguiente enunciado que resume lo anterior: “Así queda de manifiesto cómo la imagen del cuerpo y la función que se le asigna es, finalmente, una construcción cultural, y por lo tanto experimenta variaciones según el contexto en que surge” (P. 240).
Erotismo y sexualidad en la Colonia: en este apartado se habla sobre como el uso sensorial del cuerpo expresaba placer erótico. Este se expresaba en cada una de sus partes. Muchos eclesiásticos pedían en la confesiones de sus penitentes explicitaran sus conductas eróticas para así llevar a cabo un rol mucho mas fiscalizador del comportamiento, sin embargo, muchos sacerdotes llegaban a practicar el autoerotismo y con ello denuncias a estos frailes, pues muchos de ellos pervertían a sus compañeros.
La prostitución tolerada: durante el periodo colonial, según las investigaciones realizadas por los historiadores estuvo en cierta medida tolerada y con cierta autonomía: “Es paradójico que los monarcas concediesen desde un principio licencias para que se instalasen casas de prostitución en las colonias con el objeto de evitar que los conquistadores (muchos de ellos son una adecuada instrucción moral) indujesen a las nativas al comercio sexual, ya que el objetivo teológico de la conquista era evangelizar y no prostituir a los indígenas” (P. 244). En cierto modo, a juicio del autor, la prostitución era un mal necesario.
Las transgresiones en torno al cuerpo: en este capítulo el autor habla de las grandes conductas sexuales corporales que eran consideradas transgresoras: el adulterio, el estupro y la sodomía. Lo interesante de este capítulo es la definición que le otorga el autor a estas prácticas desobedientes. Así vemos que el tema del adulterio es considerado como “la seducción de un cuerpo ajeno”, el estupro como “la violación, mediante engaño, de mujeres vírgenes, viudas de buena fama o religiosas” (p. 248) y la sodomía como la atracción y practica erótica entre personas de un mismo sexo.
Nuevas expresiones del erotismo: en el último apartado de este ensayo se habla como la representación del sexo y el placer erótico van modificándose producto de las corrientes liberales de Europa. “la liberalización del erotismo se acentuó con la influencia de la revolución de 1848. Las décadas siguientes conocerán un creciente aburguesamiento de la vida social, atenuándose en algunos grupos la religiosidad y otorgándosele una mayor formalidad el trato entre las personas. Las mujeres comenzaron a liberarse de la tutela paterna en la elección de la pareja” (P. 250). De este modo empieza a surgir elementos del romanticismo como el escribir cartas al ser amado guardar representaciones del amado como objetos de él o mechones de pelo. No obstante, a pesar de estas prácticas no se pudo terminar con la reglamentación implícita del erotismo, la Iglesia y la intelectualidad chilena del siglo XIX postulaban un control disciplinario basado en el concepto de lo “normal” y lo “anormal” en el plano erótico-sexual, de esta manera las practicas como la prostitución y el libertinaje sexual fueron visto dentro del marco de lo anormal. “se prohibió el ejercicio públicamente libre del erotismo en nombre de la tranquilidad pública” (P. 255)
El trabajo realizado por René Salinas Meza está escrito a modo de ensayo y del que se puede distinguir claramente un orden de lo general a lo particular en su investigación, partiendo de la justificación de porque escoge el tema de estudio, sus procedimientos metodológicos (planteamiento del problema, hipótesis, objetivos) el desarrollo del tema en sí y las conclusiones al respecto. Curiosamente para ser un trabajo de tipo ensayístico y exploratorio el autor hace uso bastante de citas a pie de página sobre las fuentes que utiliza esto demuestra que el autor no posee aun la autoritas como para realizar un trabajo de esta índole
Las fuentes que utiliza para poder realizar su estudio son documentos jurídicos de la época del Archivo nacional de Madrid (fondo inquisición de Lima), archivos de la Real Audiencia, fondo judicial de San Felipe, fondo Capitanía General, Archivos arzobispado de Santiago (fondo, pleitos matrimoniales), etc. Donde se pueden rescatar diversos testimonios sobre las transgresiones al cuerpo en el periodo investigado. El autor también utiliza bibliografía especializada para apoyar sus postulados o recoger otros testimonios que no pudo obtener directamente, así como también recoger documentación a través de internet. Entre la bibliografía citada se puede encontrar a: Georges Vigarello compilador de la obra historia del cuerpo: del Renacimiento a la Ilustración, Margarita Iglesias, Maria Emma Mannarelli, Mauricio Rojas, Maria Eugenia Albornoz (historiadores del delito), Claudia Rosas, Raquel Rebolledo, Elizabeth Mejias, Ximena Azua (historiadoras de género), entre otros, lo cual demuestra que a pesar de ser un ensayo trata en lo posible de corroborar sus postulados con estudios ya antes realizados y sobre todo, de un marco teórico fuerte a la hora de profundizar este estudio.
El tipo de historia que realiza René Salinas es una historia social con algunos matices en historia de género pues principalmente su estudio está basado a las normativas que se le dan a los sujetos populares que a la elite en sí (el autor trabaja con las mujeres españolas pero no profundiza), además de ver más el aspecto del cuerpo en mujeres en relación a los hombres. Su método de trabajo es de carácter exploratorio, claramente explicitado en su objetivo además de que no hay un análisis profundo de las temáticas que aborda. Metodológicamente hablando el autor observa a través de las fuentes oficiales como se comportaban los sujetos históricos describiendo los abusos y beneficios que tenían con el uso de sus cuerpos. Además de lo anterior se puede destacar que el trabajo realizado no está escrito a modo cronológico sino sujeto a grandes subtemas como mujeres transgredidas, visión a el erotismo en la sociedad, normas para regular la sexualidad y el cuerpo, etc.
Sin duda lo más novedoso del tema en su investigación es la utilización de la fuente, el autor hace variados estudios de caso para corroborar los postulados, el testimonio de mujeres populares transgredidas muestran claramente los delitos sexuales que se cometían en el periodo colonial, también se puede destacar el amplio espectro que intenta abarcar el autor con el tema del cuerpo y el erotismo el cual va desde todos los estratos sociales y todas las “desviaciones” que la autoridad y la Iglesia procuraron “normalizar”. En cierto modo el tema del erotismo es difícil abarcar debido a la complejidad del tema y las fuentes a utilizar.
A juicio personal creo que lo añejo de este tema de estudio es que la mayor parte de sus trabajo está asociado a trabajos de archivos, el trabajo interdisciplinario con la sociología y la antropología es muy somero, además no hay un rescate de otro tipo de fuentes y de las que hay no se realiza una interpretación más profunda de tema en cuestión, la imagen que se introduce en el texto con el propósito de facilitar su comprensión solo queda como un anexo y no hay un verdadero trabajo de análisis. un punto importante que creo que merecía atención es el tema de la transgresión en sí, pues el autor recalca constantemente las medidas represivas que el Estado y la Iglesia cometía hacia los individuos, no obstante, tenemos que tener presente que se está hablando de un Estado en formación que no tenía todos los medios coercitivos para mantener ese orden, asumo que mucho del tema de la represión sexual no parte solo de estas instituciones, sino también de las mismas personas en sí, sería muy trascendente ver este punto para entender porque hasta el día de hoy aun se puede visualizar esta ética sexual o el Biopoder*. Otro asunto que deja un tratamiento sutil al tema de las transgresiones es el tema de la definición de los conceptos. Por ejemplo el concepto de la sodomía que utiliza el autor es una noción demasiado acotada y para siglo en estudiado se entendía por este término como las relaciones extra-vaginales heterosexuales, bestialismo y relaciones homosexuales (entre hombres y mujeres), sin duda alguna estos pequeños pero significativos son necesarios**.
Otro aspecto que considero importante mencionar es lo poco elaborado de la discusión bibliográfica, faltan los aportes de Foucault, Marcuse, por decir los más renombrados en el plano del erotismo o algunos Teóricos que den algunos aportes al tema. Todo esto deja entrever que el tema no está profundamente trabajado pero a la vez no es un tema terminado.
La importancia historiográfica que posee su investigación es mostrar un tema poco abarcado por los historiadores en Chile. La temática del sexo aun en nuestro país es un tema tabú: la problemática de la píldora del día después, embarazos no deseados, casamiento de gays, entre otros son temas que afectan a nuestra contemporaneidad y es necesario remontarse a la historia para comprender estos fenómenos sociales. René Salinas hace este rescate jurídico para comprender el porqué nuestra sociedad fue conservadora sexualmente y hoy ha empezado a “liberarse” o porque a pesar de que en 1925 se hizo la separación Iglesia-Estado aun se puede observar que actúan juntas en temas de carácter ético.
*Véase en Foucault, M: Historia de la sexualidad I: la voluntad de saber, Siglo XXI, Buenos Aires. 2005.
**Courtine, J y Vigarello, G: Historia del Cuerpo: del renacimiento a la Ilustración. Volumen I, Taurus, 2005. P. 215.
pd: pido disculpas, el blog no me dejo subir imagenes.